29.12.09

La palabra "progresismo"

Si algo caracteriza a la política chilena es cómo sublima las ideas: en su economía de signos se volatiliza cualquier concepto, tornándolo redundante, autorreferente, sin significado. Cuesta imaginar una palabra más manoseada en este ciclo electoral que "progresismo." Tal como la expresión "te amo" - que Roland Barthes acusaba de ser un signo vacío - "progresismo" es una promesa difícil de cumplir, de límites poco claros y de fácil cooptación. "Progresismo," en ese sentido, opera como cualquier otro significante dentro del discurso político chileno.

En su auto-abortada campaña presidencial, Marco Enríquez-Ominami introduce el término como un modo de separar aguas con la jerarquía concertacionista. Ojo: la palabra existía desde antes. La opción "progresista" de Marco aglutinaba en su origen al alma ex-socialista de base, desencantada de las obscenas (esto es, ocultas) maniobras de poder. Ya en primera vuelta se ven atisbos de la co-optación del "progresismo" dentro de la máquina de bránding del duopolio gobernante. Es así que comienza una idiota guerra de marketing: Piñera pone su pareja gay en la franja; Bachelet apura el trámite de la anticoncepción de emergencia, mientras Frei (y su cariñoso beso lésbico, ¡el primero en la tele chilena!) subraya sus credenciales "progresistas" de buena fe, finalmente absorbiendo en su programa aspectos del programa MEísta como forma de hacer "gestos" (otro concepto digno de su propio estudio) hacia el elector crítico. Pese a medio año de manoseos semánticos, horror, todavía no sabemos qué cresta significa "progresismo." Carolina Tohá se acerca a eso y nos hace el favor de resumir en una definición negativa lo que no es "progresismo."

Efectivamente, eso no es progresismo. El concepto nace en Estados Unidos a fines de la administración Clinton para marcar el sitio de una opción de Izquierda renovada frente al centrismo del Partido Demócrata en el poder y su permanente atrofia frente a intereses económicos enquistados que impiden que desarrolle una agenda popular. Una izquierda verde, democrática, feminista, anti-racista y anti-guerra, que se siente desencantada y que busca por primera vez organizarse, a través del "netroots" (esto es, la base movilizada a través de internet) para ejercer cambio efectivo a nivel local y nacional. Entre los ítems que defienden se encuentran: acceso universal a salud y educación; derechos sexuales y reproductivos; reforma al sistema migratorio; reforma al sistema penal; derechos medioambientales, etc. (Por coincidencias, se da en estos días un debate sobre el rol del progresismo dentro del Partido Demócrata, a raíz de la reforma al sistema de salud.)

La palabra "progresismo" (como la expresión "te amo") es útil y benigna, pero para que opere de modo apropiado debe ser liberada de la red de vacuidad con la que la empaqueta el discurso político chileno. El Progresismo es una Izquierda socialdemócrata crítica e independiente, que no cree que la política se resume en un simple petitorio "progre," sino en un movimiento continuo que se proyecta -esto es, "progresa"- hacia una sociedad más justa, más abierta, y con una mayor participación ciudadana. El duopolio puede aspirar a contenerlo, pero por su carácter oposicional no lo logrará: el progresismo supedita la mecánica de partidos, desconfía, y no se da por vencido en el juego electoral.

20.12.09

Carta abierta a Carolina Tohá (o, Contramemo)


Cara signora direttrice,

Leí con interés su memorándum via comando al votante (de izquierda) chileno. Un golpe de timón necesario, dice el PC, para convencer a la base+20% que puedan darle el gobierno a Eduardo Frei (o no). La des-DC-ificación del ex-presidente es, efectivamente la única ruta posible. Rehúso el memo -- lo encuentro un poco passé: demasiado Expansiva® para mi gusto. En todo caso, lo bello del memo como forma retórica es como de inmediato se ven los hoyos en el raciocinio. Porque en el texto coexiste lo que se dice y lo que no, y ponerle número al párrafo impide la suspensión de la incrediludidad necesaria para el juego político. (Yo prefiero la carta abierta.)

Resumamos. Cambio de sistema político; mejoramiento de salud y educación; Codelco sigue igual de "nacionalizada"; subcontratistas felices de ser subcontratados; (*new!*) des-privatización del agua privatizada durante Frei1; mínimo básico público en tvn; país "igualitario" -- extraño punto 8 "todas las anteriores" aglutinando desde convenio OIT 169 hasta derogación del 7% en jubilaciones y potpourri contra discriminación de género; regionalismo del tipo latinoamericano; regulación financiera...

En fin, se trata de un número de propuestas maravillosas, sin alguna coherencia ideológica más allá del clásico petitorio "progre". (Misteriosamente ausentes tenemos derechos reproductivos, y protección a minorías sexuales, but who cares!). ¡El petitorio PC hecho realidad! Milagrosamente.

Lo que no se dice: Cómo se van a hacer estas cosas, siendo que la Concertación (y la Alianza) dependen de la mantención del status quo. ¿Quién va a votar por estas cosas? Como botón de muestra, tenemos el caso de la "reforma constitucional." O asamblea constituyente, o comisión política en pleno armando un cocinado tipo Eduardo Boeninger meets Jaime Guzmán.

En suma, el memo no es más que los Reales Fuegos de Artificio. Gran ruido en el río, pocas piedras. Lo importante: no vamos a privatizar Codelco. Vamos a hacer un amago de educación pública; y todas las medidas paliativas suaves en género que no cambian el rol de la mujer en Chile. El modelo paternalista que presentaron en primera vuelta y que hemos descrito en otras partes sigue igual de presente que hace cinco meses atrás.

El modelo ganador no resulta de una lista de planteamientos suaves o pretensiones de cambio. Su memo no difiere del de Expansiva®, publicado hace 48 horas atrás. Con este tipo de planteamientos, no van a llegar lejos. Las críticas del diputado Coloma son en verdad certeras.

El "pueblo" (=votante de izquierda) quiere sangre. Quiere ver que la Concertación se renueva. Quiere el fin de la política cupular y el ingreso de una política verdadera. El nuevo programa emerge cuando Camilo Escalona, Latorre y cía se alejen de la política. Y la Concertación deje de preocuparse de perpetuarse en el poder.

El resto es paja molida.

Yours, in friendship,

Iñigo Adriasola

15.12.09

Lo comido y lo bailado...

Lo vimos, con desface horario, desde la casa de una muy querida amiga. Sin lágrimas ni sorpresas -- hubo varias señales previas de que las cosas comenzaban a deshacerse.

Marco no era perfecto, pero era lo más cercano a un posible fin de la Transición en estas elecciones. Aún si me encuentro muy aliviado que ciertos elementos de su comando no lleguen a La Moneda (ellos ganaron igual).

Seguimos buscando un vehículo que termine de una vez por todas con el sistema del '80. Veo difícil que sea el candidato de la Concertación quien lo haga.

Hubo errores garrafales y completamente previsibles en la campaña de Marco. Espero que quienes decidan buscar el fin de nuestra pseudo-democracia "protegida" aprendan que no se sirve a dios y al diablo, y que las campañas ciudadanas sólo existen cuando son financiadas por ciudadanos.

Si hay algo que sabemos hoy, con números, es que una inmensa mayoría en Chile cree que las cosas tienen que cambiar ya.