18.12.10

Legalizar el aborto sin el aborto (El voladero de Evelyns).

Los senadores Evelyn Matthei y Fulvio Rossi introdujeron un proyecto de ley que busca modificar el artículo 345 del Código Penal. La finalidad es permitir la interrupción del embarazo en casos de malformación fetal y peligro de la vida de la madre.


Del proyecto enviado:

No se considerará aborto cuando se produzca la muerte del feto como consecuencia de una intervención, tratamiento o administración de algún fármaco que sea indispensable para salvar la vida de la madre, lo que deberá ser certificado por un grupo de tres médicos.


En otras palabras, el proyecto dice que no es aborto la interrupción del embarazo en estos casos. ¿Entendimos bien?


La senadora Matthei lo explicó muy bien en la presentación del proyecto: "Mandaremos un proyecto de ley del aborto para regularizar todas esas prácticas que se confunden con el aborto."

Es, como indicaba un buen amigo, una ley de aborto sin aborto. Y por alguna razón, los medios de comunicación se han dedicado a perpetuar la falsedad de que esta es una "Ley de Aborto Terapéutico," cuando no la es.

Obviamente hay un impedimento bastante grande para que el proyecto sea implementado: más allá del trámite parlamentario, el artículo 19o de la Constitución Política de Chile, indica que "La ley protege la vida del
que está por nacer," personalizando el feto y otorgándole derechos que truncan los de la madre - y que han sido defendidos reiteradas veces por el Tribunal Constitucional. Más encima, la enmienda propuesta mantiene la interdicción sobre el aborto en sí. A través de un legalismo se intenta "sacar la vuelta" a la realidad discriminatoria de la Constitución y el Código Penal. Se legisla la excepción, para crear una ley parche que alivie la violación de los derechos humanos de la mujer. Pero el salto lógico y casi de fe que requiere esta legislación para que funcione, la convierte en una iniciativa auto-abortiva.

Lo que no hace la iniciativa de Matthei y Rossi es modificar el artículo 344, que es el artículo que prohíbe el aborto. Y por lo tanto no se resuelve el problema principal que se da en la prohibición del aborto. Esto es, el modo en que el sistema legal borra a la mujer del debate; el modo en que la mujer es criminalizada dentro del sistema político y legal.

Art. 344 La mujer que causare su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, será castigada con presidio menor en su grado máximo.
Si lo hiciere por ocultar su deshonra, incurrirá en la pena de presidio menor en su grado medio.


El sujeto de la frase es "la mujer." Esto es, el sujeto del castigo es, "la mujer" y no quien cause ese aborto. En el Código Penal chileno, el aborto es un delito de género: discrimina y automáticamente convierte en sospechosa a la mujer en edad fértil, prohibiendo su autonomía, e impidiendo su constitución como sujeto político. En la práctica, como bien sabemos, es una figura que castiga de modo desproporcionado a aquellas mujeres de bajos ingresos que sólo pueden acceder a servicios de salud pública.

Lo hemos escrito antes, en referencia al caso de la píldora del día después y el simulacro de debate sobre el aborto al que llamó el Senador Frei el año pasado. Sólo es posible tener un debate sobre el aborto a medida que reconozcamos el cuerpo de la mujer en el debate. En ese sentido, la única posición posible es la despenalización del aborto: buscar un Estado que asegure el acceso al aborto legal, seguro y gratuito para todas las mujeres de Chile. ¡No necesitamos más leyes parche!

El primer paso para cimentar la autonomía de la mujer en el sistema político y legal chileno es:

-Derogar el inciso del artículo 19 en la Constitución (o, mejor aún, derogar la Constitución de Pinochet en su totalidad).
-Derogar el artículo 344, y siguientes, del Código Penal.
-Consagrar derechos sexuales y reproductivos a nivel constitucional.

Sólo nos queda hacer algunos alcances.

¿Por qué se presentó un proyecto que se sabe que fallará? El proyecto está diseñado para fallar. Es una bomba de ruido. Nuevamente se juega a la política con el cuerpo de la mujer.

El tema del aborto, en Chile, ha sido tradicionalmente usado como cuña política. Evelyn Matthei quiere ser presidenta. Sabe que jamás será aclamada por la UDI. Pero sabe además que un candidato UDI duro es inviable. Por tanto, busca posicionarse como parte del ala liberal-razonable de la derecha, para aumentar sus chances de ser considerada como candidata de consenso para el 2014.

Cabe preguntarse, de qué modo beneficia a Fulvio Rossi presentar un proyecto tan mal hecho, más allá de cimentar su reputación "progre." Rossi ha presentado iniciativas notables en el pasado (como el proyecto de ley de matrimonio igualitario). ¿Era su intención reabrir un debate serio sobre el aborto? Si es así, ¿por qué bajo términos tan conservadores, que continúan borrando el cuerpo de la mujer y disociando este problema de la cuestión de la autonomía política de la mujer?

El debate recién comienza: los grupos toman sus posiciones usuales, y sabemos que dentro de dos semanas, todo volverá al olvido. La legislación parche, aún si se diera, no mejoraría las condiciones reales en torno al aborto. Las leyes parches son, como sabemos, diseñadas para mantener las cosas como están.

9.12.10

campañas que sí funcionan, campañas que no.

Es ilustrativo hacer una comparación de la campaña del actual gobierno para la prevención del VIH/sida, con campañas publicitarias que se realizan fuera de Chile. El objetivo no es decir simplemente que el gobierno está equivocado en su aproximación (y evidentemente lo está), sino ver con ejemplos positivos cuáles son los elementos que crean una campaña efectiva.

Al mismo tiempo que el gobierno ponía en marcha la campaña publicitaria "Quién tiene sida", el viernes pasado, el Leicester Teenage Pregnancy Partnership (Asociación de Prevención del Embarazo Adolescente de Leicester) estrenó una publicidad fantástica para promover el uso del condón en un grupo demográfico crítico para la prevención. El spot se encuentra específicamente enfocado al grupo de 16 a 20 años, pero la campaña cuenta con una capacidad de impacto transversal.




La publicidad hace un uso inteligente de la estética del videojuego (con elementos gráficos originales) para hacer pasar un mensaje simple y al grano. En el video, un personaje tipo Super Mario Bros corre hacia la derecha de la pantalla, buscando llegar a una casa para tener relaciones con su princesa. "El alcohol puede hacerte tomar decisiones erradas," dice la publicidad, mientras el héroe pierde su preservativo y con esto una "vida". En casa de la princesa, ella le dice, "No sin condón." Nuevamente comienza la carrera. Esta vez el personaje obtiene su condón, lo que lo vuelve inmune a enfermedades de transmisión sexual. Finalmente llega a la casa de la princesa quien lo invita a pasar adentro. "GAME ON," dice el final de la publicidad.

De los cinco spots que se presentaron en Chile, el único spot preventivo de la campaña, por ahora, ha sido el video "Fiesta viral." En el spot de "Quién tiene sida" no solo se cuestiona la efectividad del condón como método preventivo: tanto mujer como hombre son puestos en una posición pasiva frente al uso del preservativo. Si "Game On" pone el acento en la importancia de ser proactivos respecto al uso del condón, la publicidad chilena lo único que hace es sembrar las dudas respecto a su efectividad, además de subestimar la capacidad de acción o agencia de la población sexualmente activa. Vale la pena hacer notar que la campaña británica subraya la responsabilidad tanto de la mujer como del hombre dentro de la relación sexual: la "princesa" impone los términos de la relación diciendo "No sin condón," y solamente consiente una vez que el personaje obtiene su preservativo.

"Game On" es un acierto: en términos estéticos, su simpleza visual replica la simpleza de su mensaje. Esto sólo potencia su poder de impacto y retención en la memoria visual del espectador. El valor en cuanto al mensaje reside en la mirada franca que realiza sobre la actividad sexual de los jóvenes; el contexto social en el que aparece; y el mensaje positivo frente a la actividad sexual. Bastante distinto a la campaña actual del Ministerio de Salud chileno.

5.12.10

"¿Quién tiene sida?"

Posteado como guest el 5 de diciembre en Curvas Políticas.

La nueva forma de estigmatizar
por Iñigo Adriasola

El Ministerio de Salud y la Comisión Nacional del Sida solicitaron a la agencia de publicidad Lowe Porta el desarrollo de una nueva campaña de prevención del VIH/SIDA. Los primeros vídeos de la campaña, titulada "¿Quién tiene sida?" pueden ser vistos en el sitio www.quientienesida.cl. Tres vídeos cortos, de poco más de un minuto de extensión, entregan lo esencial del mensaje del nuevo gobierno, su política de prevención de la transmisión del sida por vía sexual. La nueva política del gobierno consiste en estigmatizar a quienes viven con VIH/SIDA y a quienes no conforman con patrones de conducta "razonable" o "moral." La campaña no se dirige a grupos de riesgo; trivializa el proceso de contagio; desinforma sobre métodos de prevención y no entrega una imagen real del estado de la pandemia en Chile.

El primer video, llamado "Enfermedades," muestra a una mujer que mira directo a la cámara. En stop motion, vemos maquilladores y técnicos armando una escena: almohadas, frazadas, termómetro, "gripe." Luego, después de ponerle algodones en la boca, se transforma en "paperas." Más tarde, y con más sombra roja y brillo en sus ojos, "conjuntivitis"; luego, con una creativa transformación, "varicela" y "vitiligo."






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De pronto cambia el fondo a colores cálidos, y quien hasta ahora aparecía en piyama, se transforma en una bella mujer vestida y maquillada provocativamente. Mira a la cámara, sonríe, el viento mueve sus cabellos. La leyenda dice "SIDA." El mensaje es "El sida no se ve, pero no por eso nos vamos a hacer los ciegos." El video presenta a una mujer viviendo con VIH. En su transformación, ella adquiere los signos de la mujer perdida: el clásico peligro que acecha al hombre heterosexual, reciclado en la imagen de una seductora cuyo objetivo último es el contagio. Si el objetivo del video era hablar sobre una enfermedad en abstracto, su efecto es personalizarla. El video refuerza la imagen negativa de personas que viven con VIH, como si estas fueran promiscuas, desearan el contagio de otras personas, y que en el fondo, el que hayan adquirido el virus se debe a su falta de moral.

El segundo video, llamado "Fiesta viral" muestra a un grupo de tres hombres disfrazados del VIH, actuando casi como cavernícolas, en un tubo (el pene), y siendo impedidos de avanzar por una barrera plástica.







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"El plástico arruina su fiesta, no la tuya" dice la leyenda, y sin embargo, inmediatamente después otro mensaje aparece en la pantalla, anunciando que la efectividad del condón es sólo del 87%.

Fuera del humor adolescente del video, nos quedamos con la duda sobre la efectividad del uso del condón. Primero que nada, ¿de dónde salió esa cifra? Si el objetivo es incentivar el uso del condón, ¿por qué incluirla? Si la efectividad del condón como método preventivo se encuentra en relación a su uso correcto, ¿por qué no explicar en vez cómo se usa correctamente un condón?

El tercer video presenta una escena doméstica.








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Una tetera hierve mientras un hombre mayor está sentado en la mesa tomando té. De pronto, el hombre tiene un ataque cardíaco, cae al suelo y muere. Suena música de circo, y vemos globos y serpentina: la leyenda dice "Morir de viejo es mucho más divertido que morir de sida." Acto seguido, de la cocina sale una mujer mayor, que al ver al hombre también sufre un paro cardíaco, cae a su lado y toma su mano. "Y si mueres con tu pareja de toda la vida tanto mejor. Cuídate del sida, sé fiel." Nos encontramos acá con el mito de la "buena muerte," que ahora resulta ser más "divertida" que morir de sida. La moral prima: la "buena muerte" y su "buena vida," emparejada heterosexualmente, asequible, por supuesto, sólo a quienes tienen los medios o la capacidad de vivir así. Por lo demás ¿quién me asegura que el paro del viejito no fue causado por complicaciones a su sistema inmune? En este escenario, la viejita que fue fiel toda su vida, adquiere también el virus, puesto que basta con un solo contacto sexual para que este sea transmitido. Considerando este escenario, nos preguntamos: ¿es decir "cásate" y "sé fiel" una buena política de prevención del VIH/SIDA?

Una vez más el gobierno de Piñera sorprende con el nivel de incompetencia, y franca negligencia en el desarrollo de políticas públicas en torno a sexualidad y género. En este caso se trata de una campaña publicitaria violenta, que falla en su objetivo último: de una campaña destinada a salvar vidas, pasamos a una que activamente busca aumentar el estigma del VIH/SIDA. Esto no tiene que ver con la capacidad de la agencia Lowe Porta en desarrollar una campaña de esta importancia. Esta agencia es simplemente el medio a través del cual el gobierno hace llegar su mensaje. Subrayo el que este mensaje ha sido endosado por el gobierno.

Es política de gobierno estigmatizar a quienes viven con VIH/SIDA, a quienes ejercen su derecho a controlar su propio cuerpo, a quienes no somos heterosexuales, y a quienes no deseamos (o podemos) casarnos.

Notamos con interés el código heterosexual en el cual el gobierno formula esta campaña. En este sentido, es importante resaltar que el gobierno de Sebastián Piñera hasta ahora no ha demostrado ningún interés en desarrollar políticas y campañas efectivas en grupos de alto riesgo. De hecho, activistas del Movimiento Unificado de Minorías Sexuales fueron arrestados el día viernes, cuando, en el marco del Día Mundial del Sida, realizaron una acción en La Moneda e intentaron entregar una carta a Piñera exigiéndole un mayor compromiso en la lucha contra la enfermedad. ONUSIDA, la división de las Naciones Unidas que se dedica exclusivamente a desarrollar políticas de prevención y erradicación del VIH/SIDA, ha subrayado numerosas veces la importancia de que los estados miembros trabajen en conjunto con organizaciones de la sociedad civil para desarrollar campañas que cumplan su objetivo: "Cero nuevas infecciones. Cero discriminación. Cero muertes a causa del SIDA" (Michel Sidibé, dir. ejecutivo de ONUSIDA, 3 de diciembre). Y sin embargo, la política de gobierno de Piñera sigue siendo ignorar, difamar y reprimir.

Cierro con las palabras de Margaret Chan, la Directora de la Organización Mundial de la Salud en su mensaje en el Día Mundial del Sida: "La estigmatización y la discriminación siguen socavando las respuestas al VIH. El temor a que sus familias y amigos los eviten, sus comunidades los marginen o se les niegue el empleo y otros servicios es a menudo la razón por la cual muchos no se presentan a las pruebas de detección del VIH o a los servicios de VIH…" Parece costumbre del nuevo gobierno, esto de activamente ignorar el consenso internacional, esta vez en materias de salud pública. Con "¿Quién tiene sida?," el gobierno desarrolla una campaña marginalizadora y estigmatizadora, que socava el objetivo último de la idea de prevención: salvar vidas. Lo grave de todo esto, es que aumentando el estigma, La Moneda se tiñe de sangre.

No podemos quedarnos callados: BASTA YA DE MARGINALIZACION.

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Crossposted en el blog del Observatorio de Género y Equidad. (6 de diciembre.)

3.12.10

ce soir, spectacle à la maison.




Hoy. Mañana. Y después también. Pero especialmente, durante las siguientes veintisiete horas de lavado de cerebro...
APAGUE LA TELE.

1.12.10

bienvenidos al chile (hetero-)nuclear

El Gobierno de Chile finalmente sacó otro logo. Dicen que refleja los valores de La Nueva Forma de Goberna®: "compromiso, cercanía, eficiencia y unidad."



La verdad, la controversia sobre el gasto de plata en esto es un tanto ridícula. Tanto como el asunto función. El último logo tenía problemas de isometría y equilibrio visual evidentes. Y ya, lo arreglaron - contrataron a un pro para que lo hiciera de modo relativamente competente. Lo que no arregla la mejoría en su aspecto es, en todo caso, el contenido ideológico del logo.

El logo es abstracto. Se basa en dos rectángulos yuxtapuestos: azul el de la izquierda; rojo y más grande el de la derecha. El bloque azul contiene en su cuarto superior el emblema patrio en línea blanca; a su derecha, en la nueva tipografía, las palabras "Gobierno/ de Chile." La tipografía es hecha en casa, según nos dicen en el anuncio (aunque me cuesta ver qué aspecto de esta Helvética-light refleja el soponsio chilensis). A mí me parece que las bandas roja y azul están medio pastelosas, pero dicen que es por que se utilizaron los colores obtenidos de la espectrofotometría que le hicieron a la bandera de O'Higgins, que supongo por arte de magia y a pesar de estar desteñida como las banderitas plásticas del Parque homónimo después de las fondas, ha logrado preservar los colores verdaderos en estos doscientos años...

La división del logo en bloques está destinada a evocar el mapa de Chile: azul es el mar, rojo el continente. Por supuesto, el Chile reflejado no es cualquier Chile, sino ese pedazo que normalmente queda al medio cuando partimos al país en tres para ponerlo en un libro de Historia y Geografía (esos que no vamos a necesitar una vez que Lavín implemente su reforma). ¿Será esto por la simple dificultad de establecer una línea promedio, un menor común denominador que establezca nuestras fronteras? Después de todo, difícil resulta reflejar la diversidad geográfica y cultural del país a partir de ortogonales... Y sin embargo, el Norte y el Sur, Chile insular, quedan todos nuevamente cortados del resto del país. (Ni hablar del país que existe fuera del país, el Chile exiliado, emigrado, apátrida. Para esos nunca hay nada.)

Finalmente, hay un punto que no deja de sorprenderme, y que creo que está relacionado con el problema del Chile reflejado que no refleja a todo Chile. Porque a pito de nada, el Gobierno mete la imagen de una familia nuclear heterosexual en la presentación del logo.







Si el logo, es pura abstracción y neutralidad, ¿por qué incluir esto en la presentación de la "identidad visual" (!) del Gobierno? ¿Cuál es la función de la suburbana pareja heterosexual con dos niñitos - un niñito que juega a la pelota, y una niñita con chapes - en la presentación del logo? ¿Será acaso este el Chile para el que gobierna el Gobierno? Y si es ese el caso, ¿qué hará el Gobierno con el resto de Chile: no-Santiago, no-heterosexual, no-emparejado, no-ABC1, no-reproductivo?

"Por sus obras, lo(s) conoceréis," creo que decía ese libro que leen tanto en el Gobierno.

16.11.10

sernam y homofobia

Homofobia, homonormatividad, y la nueva forma de gobernar.
Iñigo Adriasola

A dos semanas de iniciada la campaña del Sernam contra la violencia intrafamiliar constatamos que ha sido un mero saludo a la bandera. La campaña es una intervención que no busca modificar la estructura que permite esta violencia -- y de hecho, la reproduce. Más allá de su falta de efectividad, hay problemas relativos a la visibilización de las minorías sexuales en la campaña - a través del uso de la imagen de Jordi Castell - que merecen nuestra atención. Como indiqué en una columna anterior, el problema principal en el caso del afiche es que una campaña de Gobierno se convierte en un acto de homofobia institucional, donde se reproduce la violencia en contra del Otro - el "maricón." Sin embargo, hay quienes han visto en el uso de la palabra "maricón" en este contexto un distanciamiento entre homosexualidad y mariconaje. Si bien es incorrecta la idea de que se da una resignificación de la palabra "maricón" (como argumentó, por ejemplo, Movilh), la campaña establece de hecho al "maricón" como un tercer término. Es importante recalcar que el establecimiento de este tercer término tiene una función netamente ideológica: el uso de la imagen de Jordi Castell en la publicidad paradójicamente hace visible la política anti-diversidad que postula el actual gobierno, que se revela en su uso de la homonormatividad como señuelo.

Basta un simple experimento mental para darnos cuenta que es falaciosa la idea de que la campaña recupera y resignifica la palabra "maricón": ¿Es ahora maricón una palabra positiva? A partir de la campaña, ¿deseo identificarme activamente como maricón(a)? La respuesta es un tanto obvia. Hoy, como ayer, maricón sigue siendo un término despectivo, peyorativo y violento, cuyo campo semántico se funda en la marginalización de la sexualidad "desviada"; de hecho, su connotación marginalizadora ha sido reforzada gracias a la campaña del Gobierno. Más aún, cualquier esfuerzo de nuestra comunidad de apropiarse de ella se ve comprometida en la asociación de mariconaje con violencia. El único deseo visible acá es el de distinguir entre homosexualidad "bien" y mariconaje. Segundo, se confunde el sujeto enunciativo, puesto que quien nos habla desde el afiche no es un Jordi Castell objeto de la homofobia, sino Castell como vehículo del Sernam -- el Gobierno de Chile, agente de la homofobia. Vemos ya el modo en que Sernam moviliza la imagen del gay como vehículo de la homofobia, haciéndolo cómplice en la marginalización del "maricón" como un Otro (su doble) negativo. ¿Qué pasa entonces con este percibido distanciamiento entre mariconaje y homosexualidad?

Ofrezco acá una segunda lectura de la publicidad. Castell al interpelar al espectador, exterioriza la palabra. Al ponerla fuera de sí ("Yo no soy maricón") frente a un espectador implícitamente heterosexual ("Usted tampoco"), crea un tercer término: "Maricón es…" artero, violento, desviado, antisocial; alguien que debe ser sujeto a control y eliminado. Fuera del evidente contenido homofóbico de la campaña, la relación que ésta establece entre el primer y tercer término, "el Gay" y "el Maricón," nos permite hablar sobre la no-heterosexualidad admisible en el Chile de hoy. La imagen de Jordi Castell es presentada como norma de conducta -- una homonormatividad articulada desde la homofobia de Estado. El gay del imaginario oficial es un hombre de apariencia peninsular, masculina; se le presenta solo (esto es, no ejerce su deseo); es urbano, moderno, cosmopolita, consumidor. Su identificación de clase es clara; de hecho, es ella la que le permite el acceso a cierto caché cultural y consumo conspicuo que articulan su sublimada y neutralizada sexualidad. Hemos visto ya cómo en este experimento de visibilización, se marginaliza a ese Otro "maricón" que no adhiere a la norma: por omisión, a la lesbiana, al gay pobre, a la persona trans. En suma quienes no tienen los medios para vivir esta homosexualidad "admisible"; quienes desean de un modo distinto; quienes a través de su deseo, desafían tanto a la norma heterosexual como la aséptica homonormatividad que ahora promueve el Gobierno.

Es importante resaltar que el discurso aparentemente equívoco que articula Sernam en su campaña publicitaria tiene de hecho una coherencia ideológica notable. La publicidad de Sernam constituye al homosexual como un sujeto de consumo. Y esto se condice con lo que es la postura fundamental del actual Gobierno frente a la diversidad sexual. El discurso neoliberal de la Alianza hace de la sexualidad una orientación de consumo, un "problema" que se ve desde la perspectiva de la defensa de la propiedad privada. Esto, sin considerar que nuestras reivindicaciones buscan obtener las garantías y condiciones básicas que hacen una vida vivible. Si el feminismo hace del sexo una cuestión pública, por el contrario, el Gobierno reduce nuestra intervención de orientación e identidad dentro del espacio público, a una cuestión de propiedad privada. En vez de sexualidad, entonces, hablamos de formas de consumo; en vez de matrimonio igualitario y familias homoparentales, hablamos de arreglos de herencia entre individuos; en vez de protección ante la violencia ejercida contra nuestros cuerpos, hablamos de proteger la propiedad; en vez de derechos basados en el reconocimiento de una común humanidad y ciudadanía, se propone a la propiedad privada como origen de estos derechos.

La campaña de Sernam nos demuestra cómo homonormatividad y homofobia, son dos caras de una misma moneda, cuyo valor y significado último es la perpetuación de la exclusión. Sin embargo, y en un nivel más profundo, la campaña expone también la ideología neoliberal del gobierno. En este caso puntual, es la forma en que éste avanza hacia una agenda que reduce nuestras reivindicaciones al mínimo posible: desactivando nuestro cuestionamiento al lugar de la diferencia en el espacio público, circunscribiendo nuestras reivindicaciones a lo privado. La campaña del Sernam anticipa lo que es la postura fundamental del gobierno ante la idea de ciudadanía. Para "la nueva forma de gobernar," ciudadanía es equivalente a propiedad; el acceso a derechos sólo se articula desde la capacidad de detentar propiedad privada. Desde esta perspectiva "maricón" no es quien maltrata a su mujer: "maricón" es quien no tiene suficiente propiedad para defenderse de la violencia del Estado.

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Publicado 15/11 en Observatorio de Género y Equidad.

28.10.10

Así con el Sernam y su "rupturismo"

El “rupturismo” del Sernam. O, cómo NO poner fin a la violencia intrafamiliar.
Iñigo Adriasola

En la publicidad, Jordi Castell, de brazos cruzados y con su ceja levantada, interpela al espectador. “Ciento de veces me han gritado maricón… Maricón es el que le pega a su mujer.” Esa es la nueva, “agresiva” campaña del Sernam contra la violencia intrafamiliar. Imagino lo novedoso que resultó para sus mandantes eso de apropiarse del tan manoseado “Mariquita Pérez que le pega a las mujeres” del patio del colegio: el mismo dicho que jamás evitó que los niños le siguieran pegando a las niñas; o a quienes pareciesen de cualquier modo distintos, sensibles, raros… maricones.



La campaña es un fracaso, si su objetivo es poner fin a la violencia de género. Poner fin a la violencia intrafamiliar, sexual o de género requiere intervenir en la estructura que la permite. Sin embargo la campaña no interroga ni busca modificar el concepto de masculinidad que fomenta la violencia contra las mujeres. Por el contrario, transfiere esa violencia contra quienes somos (o nos vemos) distintos: quienes optamos por amar otramente, sea en público o privado; nos identificamos de un género distinto, o sin género, o ambos a la vez; quienes expresamos nuestra identidad de género o sexual de modo visible. Esta es una campaña que ofende a lesbianas, bisexuales, gays, gente trans e intersexual. Es una campaña que violenta a quienes se encuentran forzados a vivir su sexualidad secretamente, a quienes dudan, a quienes viven en la precariedad sexual.

La campaña se sustenta en la única manera de ser visibles: la normatividad, tanto heterosexual como homosexual. El problema que identifica la campaña es, finalmente, el ser diferente: “maricón” – desviado, invertido, raro. Un maricón, sujeto a vigilancia por la mirada disciplinadora de la sociedad, y - recordemos el contexto de una campaña gubernamental - el Estado. Bajo la semblanza de una campaña contra la violencia de género, el Gobierno ampara la violencia contra quienes no somos ni deseamos ser o vernos “normales.” La campaña se funda en un discurso no sólo contrario a la diversidad. Solidifica y reproduce roles de género: hombre victimario, mujer víctima; el escenario de este drama es el hogar heterosexual nuclear. El villano es ese indeseable raro, el maricón que debe ser eliminado.

Creando a este Otro – indeseable- imaginario, la campaña logra acotar su intervención al punto de la irrelevancia completa. Porque en la campaña se divorcia a la violencia intrafamiliar de otros tipos de violencia – su contigüidad y conexión permanente con el odio hacia otras modalidades y expresiones de la diferencia, sea esta de clase, racial/étnica o nacional, de género y sexualidad, de habilidad física, visión política, entre otras.

Me cuesta creer que en el Sernam no haya habido alguna voz que se levantara para objetar lo que claramente es un mensaje inefectivo, retrógrado, machista, heterosexista y derechamente homofóbico. La campaña no sólo está mal enfocada y formulada: es contraproducente. Al contrario de lo que dirán quienes reducen nuestras reivindicaciones feministas a ser “políticamente correctos,” el problema no es el simple uso de la palabra “maricón.” A través del modo que da forma a su mensaje –desde su gramática visual hasta su contenido ideológico – la campaña se hace cómplice en la reproducción de la violencia en contra del Otro; la reificación y reproducción de una visión reaccionaria de la masculinidad; y la invisibilización de otros tipos de violencia dentro del hogar (y fuera de él).


Publicado en el Observatorio de Género y Equidad, el 27 de octubre.

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Publicado en El Mostrador, 31 de octubre.

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Crossposted en estadista.org, 31 de octubre.

2.10.10

El odio, o "Valores familiares"

Septiembre, en resumen...

La zafacoca en el Congreso por la bastante tautológica ley de feriados irrevocables, y las dilatadas maniobras del co-gobierno en torno a la reforma de la Ley Antiterrorista de Pinochet, acallaron la controversia por el abandono y posterior re-apadrinamiento del proyecto matrimonio igualitario patrocinado por Fulvio Rossi. Finalmente de los cuatro apóstatas, recapacitaron tres: falta sólo que Alejandro Navarro (MAS) se vuelva a subir al bus de los derechos humanos para todxs.

Eso, por supuesto, no significa que tengamos ya un final feliz a esta historia. Amparados bajo la indiferencia de los medios, un grupo de diputados oficialistas (entre ellos Nicolás Monckeberg y el invariablemente homofóbico Alberto Espina) introdujo un breve proyecto que enmienda el Artículo 1o de la Constitución. El Boletín N° 7198-07 del Congreso Nacional, con fecha 8 de septiembre, informa de un proyecto de ley que busca "fortalecer la protección a la familia." Nada más honorable que buscar fortalecer la familia, especialmente cuando a las nuestras el estado no las reconoce...

En los Antecedentes se indica que

...[La] familia como núcleo fundamental de la sociedad, está constituida por los padres y sus hijos, que han sido el fruto de la unión de un hombre y una mujer, con el ánimo de vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente. Dichos fines, tomados en consideración a partir del artículo 102 del Código Civil, nos permiten hablar de un modelo de familia tradicional.

No obstante lo anterior, reconocemos que el modelo de familia puede admitir otras figuras, las que deben ser consideradas por el ordenamiento jurídico: nos referimos a las familias monoparentales, aquellas formadas por la unión de hecho de un hombre y una mujer, o aquellas en las que el matrimonio se ha terminado por divorcio, o ha sido declarado nulo.


Y sin embargo, el cambio a la Constitución propuesto por los senadores convertiría al Artículo 1o en lo siguiente:

Es deber del Estado resguardar la seguridad nacional, dar protección a la población y a la
familia, propender al fortalecimiento de ésta toda unión de un hombre y una mujer realizada con el fin de vivir juntos, procrear, y auxiliarse mutuamente, así como también promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional. (El énfasis marca la enmienda propuesta.)


Sólo a partir de aquí un par de observaciones.

Primero, salta a la vista la obsesión reproductiva del proyecto, que es, en el fondo una continuación de la ideología patriarcal y heterosexista presente en la Constitución de Pinochet.

Segundo, y más notable aún, es que el texto propone la producción legal (y reintroducción) de la dicotomía entre familias tradicionales y no-tradicionales, unas que sí tendrán protección y otras que no. Notable es la mención a las familias monoparentales, por cuanto la legislación las situaría de hecho fuera de la protección de la ley, al igual que las familias homoparentales, que son el objetivo más evidente del proyecto. (La mención al artículo 102 del Código Civil en los Antecedentes es importante por cuanto es ese el artículo que modifica el proyecto de Rossi.) Todo esto bajo la premisa de "defender a la familia."

El discurso de la crisis y defensa de la familia tiene una larga historia, tanto en Chile, como en Europa y Estados Unidos, donde grupos conservadores lo han invariablemente utilizado para justificar acciones regresivas y discriminatorias, que buscan preservar el privilegio de la clase dominante y el orden patriarcal. Es claro que los "valores familiares (family values)" a los que hacen referencia Monckeberg y sus cómplices no son nada más que un eufemismo para su odio contra la diferencia. Su proyecto es simplemente un intento desesperado por poner poner bajo control una realidad que los sobrepasa.

La inercia del gobierno ante las recomendaciones de la CIDH en el caso de Karen Atala, ha significado que el organismo tomó la decisión de demandar al Estado chileno por violar los derechos de ésta. La justificación utilizada por la Corte Suprema de Chile en el infame fallo que quitó sus hijas a Atala, se basó en la misma distinción entre "familias bien" y no-familias: el fallo simplemente consagró a la familia nuclear heteronormativa como la única que cuenta con protección del Estado. Ahora que la CIDH sentará precedente internacional contra este tipo de discriminación, el proyecto de Monckeberg pasará automáticamente a contravenir la jurisprudencia internacional en derechos humanos. Sin embargo la derecha (y parte de la Concertación) continúan buscando mecanismos para continuar reproduciendo esta odiosa distinción, como es, por ejemplo el Proyecto de Acuerdo de Vida Común presentado por el Senador Allamand, y lo que estimamos será el proyecto que emergerá del despacho del Ministro Larroulet.

5.9.10

La perfidia de tu amor

La perfidia de tu amor. O, cómo cuatro senadores apuñalaron a la democracia.

Trascendió el viernes que los senadores Allende, Girardi, Lagos y Navarro le quitaron el piso a Fulvio Rossi, quien introdujo junto a ellos un proyecto de ley "Sobre el contrato de matrimonio entre personas del mismo sexo" el pasado 3 de agosto. Sin anuncio previo enviaron una carta a Jorge Pizarro, Presidente del Senado, para retirar su patrocinio. En el caso de Girardi, incluso negar el hecho de su co-autoría. Esto significa dejar el proyecto desahuciado en la práctica, y con él la posibilidad de obtener reconocimiento y resguardo legal para las familias de quienes amamos otramente.

Este acomodaticio "despatrocinio" de un proyecto de ley -- que fue apoyado inicialmente con bombos y platillos -- es impresentable, más allá de si se está de acuerdo o no con la moción legislativa. La forma de operar de los parlamentarios, quienes actuaron sin consultar con el senador Rossi ni informar a las minorías sexuales organizadas, casi como si esperasen que el peso de la noche los protegiera, ofende al espíritu democrático y desprestigia aún más la labor legislativa.

En su carta de despatrocinio, los cuatro escriben que inicialmente apoyaron el proyecto de ley, ya que siempre han defendido los derechos de todos, "más allá de los juicios de valor" de cada cual. Y sin embargo, son precisamente esos juicios de valor los que los han hecho recapacitar. Al juntarse con anónimos representantes de Iglesias Evangélicas, se dan cuenta que no han escuchado a otros actores sociales, creando espacios "que posibilitaran una mirada jurídica y valórica más amplia."

Me parece loable el deseo expresado por estos senadores de involucrar a actores de la sociedad civil en el proceso legislativo. Sin embargo, ¿no es ésta la función del público debate parlamentario? ¿No es el Congreso precisamente el espacio ideal en el cual debatimos y consideramos las razones y visiones de todos los miembros de la sociedad civil, de manera abierta y transparente? ¿No es este foro el único que constitucionalmente garantiza el debate responsable, uno donde conocemos quiénes son nuestros interlocutores? ¿No es éste el tipo de debate maduro que caracteriza a una verdadera democracia? Chile luchó por diecisiete años para obtener la reapertura de este espacio, que es el pilar de nuestra República. Una lucha que con su inconsulta decisión, tomada a puertas cerradas y lejos de la opinión de quienes sí nos vemos afectados por ella, los senadores nos dicen que han preferido no continuar.

Por supuesto, que nadie vaya a pensar que nuestros cuatro héroes no son verdaderos "progresistas." En la carta, adhieren al Acuerdo de Vida en Común, presentado por el senador oficialista Andrés Allamand, que busca "enfrentar y resolver materias relacionadas con la vida de las parejas de hecho en aspectos patrimoniales." Finalmente apoyan entonces a ese mismo proyecto al que ellos se opusieron inicialmente. Ese mismo proyecto que no reconoce la especificidad de la experiencia de quienes no somos heterosexuales, nuestra continua discriminación en el marco político y la sociedad chilena. Ese mismo proyecto que reduce nuestras reivindicaciones, que son las garantías básicas que hacen una vida vivible, a un mero asunto patrimonial.

Me parece significativo que haya sido la presión de grupos religiosos la que haya atemorizado a tal punto a nuestros legisladores que decidieran retirar su apoyo al proyecto del senador Rossi. Quienes seguimos el debate parlamentario y la reciente aprobación del matrimonio igualitario en Argentina sabemos que el alma de este debate reside en la defensa del principio de laicidad del Estado. Son esencialmente religiosos los fundamentos de quienes se oponen a que el Estado reconozca y defienda a nuestras familias. Perdimos, entonces, la oportunidad de ver el espectáculo de esas fuerzas antirrepublicanas que renacen y se reagrupan bajo el alero de quienes también fueron discriminados alguna vez por grupos hegemónicos.

Finalmente, recogen los cuatro senadores la idea de esos anónimos grupos de presión, de someter decisiones sobre los derechos de las minorías a la voluntad de la mayoría del país, reviviendo el fantasma de lo que Alexis de Tocqueville llamaba la "Tiranía de la Mayoría." ¿Es su idea de democracia el someter a plebiscito el derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo? ¿El decidir si se debe otorgar o no reconocimiento constitucional a nuestras naciones indígenas? ¿A sabiendas de que grupos de interés expenderán incontables recursos para asegurar su rechazo y así perpetuar la hegemonía patriarcal, heterosexista, racista y clasista en la que ellos fundan su privilegio? Y son estos mismos grupos quienes aterrorizaron a estos cuatro senadores y los convencieron de abandonar el ejercicio de sus deberes parlamentarios.

Es precisamente para proteger a las minorías contra este tipo de abusos que existen hoy las instituciones de la República, entre ellos el debate parlamentario, abierto y transparente. Es por esto que las acciones de los senadores Lagos Weber, Allende, Navarro y Girardi además de impresentables, son una verdadera puñalada a nuestra aún débil democracia.

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xposted en elquintopoder.cl

20.7.10

conversando con Ricky I

Este intercambio se produce a partir de una columna de Oscar Contardo en El Quinto Poder. Ver acá.


Iñigo Adriasola
Hola Oscar.
Super bien. Sólo dos observaciones.

(1) En EEUU, el matrimonio entre personas del mismo sexo se politiza recién a mediados de los noventa. Fue en 1996 que Bill Clinton impulsó el discriminatorio DoMA (Defense of Marriage Act) que no permite reconocimiento federal a uniones del mismo sexo. Esto como parte de la estrategia demócrata para reconquistar el "centro" político que se derechiza con la Revolución Conservadora de 1994. En este caso, al igual que en Chile durante los veinte años y contando de cogobierno con la derecha, la homofobia se usa para ganar votos.

(2) En tu post veo una tensión muy productiva entre el mito del progreso ineludible (parte inevitable de la narrativa de derechos civiles) y la realidad, que ejemplificas muy bien con la cita que incluyes de Lemebel. Me incomoda la narrativa del progreso, tal como a ti, porque se utiliza para justificar la desidia, el desinterés y lo acomodaticio que resulta el cortejo permanente de la Concerta a ese segmento que prefiere ignorar excepto a la hora de la franja electoral.

Pero lo que en verdad me parece increíble es cómo el Presi Lagos se cuelga de esta noción de progreso para finalmente justificar su inacción, pero prometernos que mañana será distinto, para vendernos la idea de que después de la Revolución todos seremos iguales. Pero que hasta entonces, olvídese de cualquier política que pueda darnos un ápice de ciudadanía.

(A todo esto el Presi Lagos debiera recordar que discriminación y uniones civiles sí fueron tema durante su gobierno. Que el 10 de julio del 2003 se introdujo en el Congreso un proyecto de ley, de Fomento de la no discriminación y contrato de unión civil entre personas del mismo sexo, que fue patrocinado por sus correligionarios, Accorsi y cía... y durmió en el olvido y fue archivado el año pasado. Contando los proyectos que fueron introducidos antes, tuvo amplia oportunidad de hacer algo al respecto.)

Finalmente, cuando alguien dice "Chile no estaba preparado entonces," ¿qué quiere decir exactamente, quién es el sujeto de la oración? ¿Quién no estaba preparado? ¿Nosotrxs, que tenemos que seguir viviendo en la precariedad absoluta y tragarnos la discriminación brutal a diario? ¿O los políticos con cero voluntad política, que permiten que esta realidad continúe?

Publicado el día 20/07/10 17:18.

Responder

Ricardo Lagos
Iñigo, sé que este es un tema fundamental para un grupo importante de chilenos y chilenas, y para todos nosotros como país porque nos permitirá avanzar hacia una sociedad más abierta y tolerante. Pero tal como comenté anteriormente, cuando uno es Presidente debe priorizar los temas que aborda. El tiempo no permite asumir todos los desafíos.

En el caso de que ese proyecto presentado por el diputado Accorsi y otros hubiera encontrado mayor respaldo en el parlamento, no te quepa duda que desde mi gobierno lo hubiéramos apoyado. Pero no fue así. Quizá porque por aquellos días estábamos dando la pelea por aprobar el AUGE o el Royalty, que ocupaban mucho tiempo de mi gestión para asegurarme que los tiempos legislativos fueran los adecuados para sacar adelante ambas iniciativas.

A eso me refiero cuando indico que Chile no estaba preparado. Habían otras urgencias que atender, debates que se percibían más presentes y que representaban anhelos más latentes de nuestro país. Por cierto, ello no restaba importancia al debate sobre los derechos civiles de los y las homosexuales, un debate que fortalece nuestra democracia.

Publicado el día 20/07/10 18:54 en respuesta a Iñigo Adriasola.


Iñigo Adriasola
Presidente Lagos, yo no creo en el argumento de los "tiempos políticos." La política se hace, no se espera. En un sistema presidencial, como es el chileno, el peso del Ejecutivo se siente con fuerza. Una palabra de aliento, un consejo público hubieran ayudado a cambiar el clima político. Los temas se instalan; eso usted lo sabe porque supo hacerlo muy bien en su gobierno.

Una vez que pienso en ese éxito, me asaltan las dudas. Recuerdo como me dejó helado su silencio inexplicable ante la injusticia de la que fue víctima Karen Atala cuando le quitaron a sus hijas; injuriada, lapidada por atreverse a vivir y amar otramente. Que un poder del Estado no comente las decisiones de otro, no quita el que el Ejecutivo hubiese podido introducir legislación que produjera un cambio cultural efectivo.

La pregunta entonces es esta: ¿Es la excusa de la falta de tiempo aceptable para quienes el reconocimiento otorgado por las leyes de la república puede establecer las condiciones de una vida verdaderamente vivible? ¿Es suficiente esa excusa para Ximena Sotomayor, ciudadana trans torturada y asesinada a sangre fría por un grupo de hombres en Valparaíso en el 2004? ¿Explica la incapacidad de pasar una ley de fomento contra la discriminación, incluso cuando estos asesinatos han dejado más que claro que la sociedad chilena condona la violencia en contra del Otro: no-hombre, no-heterosexual, no-ABC1, no-"blanco"?

¿Ante el AUGE o el pseudo-impuesto a las mineras, son estos temas "meramente culturales" (como quizás interrogaría la filósofa feminista Judith Butler)? ¿Es la vivida vivible un lujo del que la "minoría" puede prescindir?

No, lo de los tiempos políticos no es una excusa aceptable. No lo es para quienes sólo deseamos poder gozar de nuestros derechos ciudadanos, y vivir tranquilxs con nuestras familias sabiendo que el Estado nos defenderá del prejuicio y la ignorancia. Tampoco lo es para nuestros pueblos originarios, que todavía esperan la verdadera implementación del Convenio OIT 169. Ni lo es para los chilenos que hemos esperado por años el derecho a voto que nos corresponde por ciudadanía. Ni lo es para las mujeres de Chile, quienes todavía no cuentan con ciudadanía plena, en un sistema político que discrimina activamente en contra de ellas.

Publicado el día 20/07/10 23:20 en respuesta a Iñigo Adriasola.

9.6.10

el padrón electoral

En El Mostrador Axel Callis escribe sobre el padrón libre 2014, indicando que en el nuevo sistema el votante pasa de ser elector a consumidor. La columna de Callis es interesante, si bien hay algunas incongruencias notables. Callis, de electoral.cl, está más interesado en describir el cambio en la dinámica electoral que viene (y de paso apuntar a la creciente importancia de los estudios en esta materia... obvio que viene con su propia axe-to-grind). Por ejemplo, ¿cómo es que el elector/consumidor logra transformar la lógica clientelista del Estado? Teorizar el elector como consumidor es, en el fondo, una postura altamente ideológica que tiene su historia propia (el cambio en el discurso político de Estados Unidos, desde derechos a bienes de consumo, etc.), una que continúa pensando en una lógica transaccional, donde el clientelismo simplemente se atomiza progresivamente (de ahí la importancia de la transformación que experimentan las campañas electorales en EEUU en los últimos veinte años).

Sin embargo, vale la pena detenernos a pensar el modo en que la masa actualmente no-votante, sin disciplina partidaria y valores acomodaticios, transforma la política. ¿Es posible repensar la política a partir del reconocimiento de la volatilidad del electorado? Sí, a medida que vemos en el electorado no meros "consumidores" de conducta irracional, sino ciudadanos que participan de modo constante en el sistema aún si los resultados no son los deseados. que desean ser escuchados (¡y no hay duda alguna al respecto!).

En notas... vamos a seguir dándole al cuento del voto libre hasta que nos dé hipo. Porque es importante. Porque transforma nuestra cultura cívica. Y porque presenta una oportunidad inigualable para la Izquierda anti-autoritaria de reagruparse y presentar un programa pro-activo para mejorar nuestra democracia.

1.6.10

Voto voluntario, voto libre.

En su cuenta anual ante el Congreso, Sebastián Piñera anunció reformas al sistema electoral. En el contexto actual, en el que más de dos millones de chilenos no votan, la idea de reformar el proceso es importante. Pero toda reforma es impulsada con fines políticos, y ésta no parece ser la excepción. Soledad Alvear bien indica que la reforma constitucional enviada al Congreso por Piñera para permitir el voto de chilenos en el exterior crea limitantes constitucionales al voto inexistentes hasta ahora. La reforma de Piñera es insuficiente y atenta contra el espíritu democrático, al prolongar la falacia del voto protegido.

El voto libre es la antítesis del voto protegido que postula la Derecha. Por voto libre me refiero a un conjunto de políticas destinadas a la creación de una democracia de masas. Rompemos acá con el concepto de representación popular y el elitismo autoritario inherente a la democracia como es concebida en la Constitución de Pinochet. Vista desde la democracia de masas, la acción política es participación permanente en la cosa pública. Proponer un voto libre significa reconocer la alta politización de la sociedad chilena, y estar dispuestos a convertir ese espíritu crítico en el motor de una nueva forma de hacer comunidad.

La inscripción automática y voto voluntario en sí representan el comienzo del camino hacia un verdadero voto libre. Sin embargo la reforma como se plantea hoy es superflua, si no contraproducente, puesto que estas medidas no garantizan de por sí la participación ciudadana y la formación de una democracia de masas. El verdadero voto libre requiere simplificar el proceso electoral, fomentar la participación y eliminar todas las barreras que la impiden -- no desarrollar más limitantes, como es el caso de la reforma de Piñera, ni esperar a que la liberalización del voto funcione por sí sola.

Apoyar el voto libre significa abogar por un programa amplio que incluya medidas como:

-El voto anticipado.
-El voto postal.
-El voto en el exterior.
-El voto bilingüe, esto es, el reconocimiento en el proceso electoral de la diversidad lingüística de nuestro país.
-La facilidad de votar donde se esté con el documento que se tenga a mano, sin trámites engorrosos.
-Un servicio electoral al servicio del votante.
-La desmilitarización y profesionalización del proceso de voto.

Estas son todas políticas que fomentan la participación, y que tienen un impacto real en nuestra cultura cívica, poniendo el énfasis en la participación del votante, por sobre la imposición de la democracia desde arriba por el Estado. Esto implica desarrollar políticas que tomen en cuenta, por ejemplo, las condiciones de participación para electores rurales en el extremo Sur de Chile. En un contexto así, imaginamos justificado el establecimiento temporal o permanente de bonos y/o exenciones tributarias para quienes participan en elecciones, reconociendo el gasto de tiempo y dinero que significa.

El marco del voto libre convierte en garantes de la participación tanto al Estado, como a políticos y la sociedad civil. La responsabilidad del Estado se halla en el establecimiento y monitoreo de políticas públicas como las que he enumerado. La responsabilidad de la clase política consiste en dar razones para votar. La responsabilidad de la sociedad civil, la de garantizar la movilización y transparencia a través de todo el proceso.

Quienes critican al voto voluntario apuntan a que el voto se encuentra ya concentrado en ciertos grupos socioeconómicos, y que esta divergencia sólo se acentuaría en caso de su voluntariedad. Estos críticos postulan que el voto obligatorio crea condiciones de igualdad de oportunidades para la participación. Ante este argumento podemos indicar que éste simplemente reproduce la situación actual sobre condiciones hipotéticas. En los hechos, el voto obligatorio (1) Continúa castigando a quienes no pueden y/o quieren participar del sistema, (2) No resuelve la dificultad en la participación, ni da respuesta al problema del abstencionismo, (3) En el contexto chileno, perpetúa la relación autoritaria del Estado para con sus ciudadanos, e impone una visión jerarquizada del proceso democrático. El voto obligatorio no da garantías de evitar la reproducción del status quo. Pero el costo último de implementarlo sería aún más alto: el perder la oportunidad de ampliar el horizonte de lo posible y desmantelar progresivamente el andamiaje autoritario de nuestro sistema político.

El debate sobre la reforma electoral constituye una oportunidad inigualable para la regeneración de la Izquierda. El problema que tradicionalmente nos ha ocupado ha sido el exigir ciudadanía para todos. Esta sólo se alcanzará a través de la creación de un voto libre de verdad, del cual el voto voluntario no es más que un primer paso. Nuestro objetivo último es sentar las bases para una democracia desde abajo, una democracia de masas, en la cual el ciudadano sea participante activo y permanente en el sistema político.

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Imagen: Léonard, "Le suffrage universel." 1902. Publicado en Les Temps Nouveaux.
ex wikimedia commons

24.5.10

contra el voto obligatorio

Esta es una respuesta a una columna de Daniel Bello en el Quinto Poder, en la cual Daniel presenta argumentos a favor del voto obligatorio. Con Daniel venimos peleando sobre esto desde hace algún tiempo. Saludos pa Daniel ; )

Mi oposición al voto obligatorio se basa en tres puntos.

(1) El voto obligatorio implica castigar la libertad de pensamiento y acción, lo cual está lejos de un verdadero espíritu democrático. El voto obligatorio vicia la democracia: en el mejor de los casos es paternalismo; en el peor, miedo a la voluntad popular.

(2) El voto obligatorio criminaliza la protesta. Si me abstengo o anulo (cosa que personalmente ya hago) sigo participando en el sistema. Rehusar participación es rehusar la discusión, in toto. Quienes proponen obligatoriedad como modo de crear una democracia más legítima están respondiendo la pregunta equivocada.

(3) El voto obligatorio forzaría a los chilenos a dar legitimidad a un sistema autoritario y antidemocrático: el sistema político de Pinochet. El sistema de Pinochet carece de legitimidad hoy. ¿Cuál es la proporción del padrón electoral en relación a la población adulta? ¿Cuánta gente decide simplemente no participar? ¿Cuánta gente no puede participar, y de qué modo ese impedimento refleja la exclusión en nuestro sistema?


La exigua participación en el sistema electoral chileno tiene bastante poco que ver con flojera o falta de cultura cívica. En Chile existen niveles altísimos de politización. La pregunta es, por qué eso no se refleja en participación en el voto.

La razón por la cual tanta gente de la izquierda concertacionista tiene problemas con la abstención electoral es porque como interrogante lleva necesariamente a preguntarnos sobre los problemáticos orígenes del sistema político actual. Estas son preguntas que la Concertación nunca pudo (ni quiso) contestar, y que llevaron a su fin. La respuesta al problema del abstencionismo electoral es denle razones a la gente para votar.

Necesitamos el fin de la democracia de elite. Y eso conlleva abrirnos a la noción de democracia de masas, algo que sólo se puede dar a medida que tanto el Estado como actores de la sociedad civil velen por una mayor participación de la población en el proceso electoral.

A nivel de políticas públicas, el tipo de reforma que se necesita es una liberalización completa del proceso electoral. Esto pasa por la inscripción automática, la flexibilización del documento de identidad, la flexibilización de los locales de votación, la descentralización, desmilitarización y profesionalización del proceso de voto, entre otras.

Finalmente, es cuestión de crear incentivos (¡no más castigos e impedimentos!) a la participación. En su forma más radical, esto implica reconocer el gasto de tiempo y dificultad que significa informarse y participar -llegar al local de votación- a través de la implementación de un bono o exención tributaria por el voto.

La izquierda chilena le tiene que perder el miedo a la democracia. Eso significa abandonar una posición "ilustrada," del lenguaje de derechos y deberes, y pensar las condiciones materiales en las cuales el proceso democrático se desarrolla.

(Img on CC - RubyJi @Flickr. Thanks!)
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UPDATE 1: Crosspost en El Quinto Poder.

31.3.10

El "bello sexo" y el endulzante neoliberal

Hay una entrevista de Tomás Mosciatti a la nueva Ministra del Trabajo, Camila Merino, que creo que si no han visto todavía debieran ver inmediatamente. La manera de Merino distrae y se presta para bromas, es cierto. Pero si es usted capaz de suspender ese prejuicio se dará cuenta que Merino es sorprendentemente honesta -- bastante más que cualquiera de sus antecesores -- con respecto a lo que será su agenda laboral; que también es, suponemos, la agenda de Piñera en esta materia.

En la entrevista Mosciatti le pregunta a Merino sobre el problema de la flexibilidad laboral. Tras varias partidas falsas, Merino explica que es una medida funcional, la que procede a ejemplificar desde la planificada transformación del post-natal. Después de decir que el programa de Piñera (en la letra chica, nos imaginamos) apunta hacia permitir "postergar" el prenatal para alargar el post-natal, Merino sale con una frase para el bronce: bajo este sistema "La mujer podría trabajar desde su casa."

Lo que dice suena mal, pero a lo que apunta es peor. Porque si bien evoca el espectro de eso de que "el lugar de la mujer está en la casa," lo que en verdad dice Merino es que este principio será ahora política de gobierno. Sabemos --dada la experiencia de otros países como Japón en esta materia-- que (1) sin los incentivos necesarios es tremendamente difícil para la mujer reintegrarse al mundo laboral después del embarazo, y (2) la incorporación de la mujer a través de un escenario de trabajo flexibilizado, automáticamente la relega al trabajo precario. Este es el nuevo modo (la forma neoliberal) de dejar a la mujer en la casa. De hecho, en la experiencia de Japón, la incorporación de la mujer a través de la flexibilización laboral se transformó en la primera ola de una precarización del trabajo en general, cuyos efectos recién ahora comienzan a hacerse evidentes.

El apoyo a la mujer comienza en el reforzar una infraestructura que le permita volver a trabajar, no que le haga más difícil volver a salir de la casa. Por ejemplo, con guarderías, jardines infantiles y escuelas públicas y gratuitas que cuiden y eduquen a sus hijos; políticas públicas que busquen facilitar la división equitativa del trabajo doméstico; nueva legislación que la proteja de abusos laborales y que fomente la adecuada remuneración por su trabajo; reconocer y proteger lazos familiares no-tradicionales; y el reconocimiento de su autonomía sexual y el control sobre su propio cuerpo.

Lo que sorprende es el modo en que la derecha se apropia del lenguaje feminista del "empoderamiento," y perversamente posiciona a la imagen de mujeres emprendedoras no-amenazantes como líderes en esta cruzada anti-feminista: proponiendo al "bello sexo" como endulzante neoliberal. No dudo que Merino opine que esta es una solución que hace sentido económicamente. Sin embargo tampoco puede ella ignorar el impacto que tendría esta política en particular en la reproducción y amplificación de la desigualdad de género en Chile.



(Martha Rosler "Semiótica de la cocina" 1975.)

21.3.10

Peces grandes, peces chicos...

El anuncio del Ministro ODEPLAN Mideplán Felipe Kast (quien -- igual que su beato papi -- considera que la indigencia no es un problema estructural) respecto al plan de aplicar el famoso bono marzo como un bono de carga familiar no deja de ser interesante. En parte, lo es por cómo expresa la anti-feminista obsesión reproductiva del Ministro (y ciertamente del gobierno). ¿Cuál es la definición de familia con la cuál operará el schönstattiano Mideplan? ¿Considerará que las familias chilenas son cualquier cosa menos nucleares? ¿Quién/qué cuenta como una "carga familiar"? ¿Cuentan allegados, o cónyuges o hijos mayores crónicamente sin trabajo? ¿Nanas, cocker spaniels?

No voy a analizar acá cómo el Ejecutivo radicaliza el imperativo constitucional y construye el ser ciudadano a partir de la ideología de la familia. (Tiene bastante que ver con otro problema sobre el que escribí acá.) Basta con indicar por ahora que la Alianza no tiene derechos exclusivos sobre la presunción patriarcal/heterosexista dentro de la que funciona Chilito.

Me interesó porque da una imagen con la cual pensar un problema bastante abstracto. Es como ponerle un precio a la nuda vida. Cuánto cuesta ser humano.

En ese sentido, Kast me recordó este grabado de Pieter van der Heyden, a partir de un dibujo de Brueghel, el Viejo. Peces grandes, peces chicos.



(No es coincidencia que este dibujo se haya popularizado en la Holanda del Siglo XVI.)

Sabemos que el coeficiente Gini al ingreso de Chile a la OCDE es de 54%. Podemos amasar números, pero las imágenes suelen ser más efectivas para dar explicación (aufklärung) a lo que éstos significan.

Por la prensa, tenemos ejemplos concretos sobre la ridícula distribución del ingreso en Chile.
Por ejemplo, sabemos que el sueldo del Presidente de la República (que es un sueldo vitalicio) es igual a 46 veces el sueldo mínimo en Chile (165 mil pesos). Sabemos que Piñera lo considera insuficiente, a pesar que también sabemos que su patrimonio personal es de 2,2 mil millones de dólares. (Piñera figura en el número 147 en la lista Forbes, aún si es un peso pluma frente al patrimonio de los otros dueños de Chile: Iris Fontbona de Luksić; Eliodoro, Bernardo y Patricia Matte; y Horst "Meimportaunrábanoelplanoregulador" Paulmann.)

La Constitución nos dice que somos todos iguales, pero si se le otorga un precio base a cada ciudadano (porque en el fondo es eso lo que hace el bono marzo), y ese precio son las famosas cuarenta lucas...

¿Cuánta gente tendría que tener el país para terminar de llenarle la barriga a ese pez llamado Piñera?
Cabrían 2.631.578.947 pecesitos. (O pescados, me imagino, ya que estamos todos medio muertos en su barriga).

Esto no es trivial. Si Piñera fuera un país, como por ejemplo, China, podrían entregar "bonos marzo" dos años seguidos a partir de ese erario. Si el patrimonio de Piñera fuera el erario público chileno, podrían darnos bonos marzo por 117 años, lo que sería perfecto para celebrar el paso del Bicentenario al Tricentenario.

Nos hemos reído mucho con lo del bono. Primero porque fue una ridícula maniobra de campaña para apropiarse del exiguo legado social de Bachelet. Y porque cuarenta lucas es, considerando el Gran Negociado Que Se Viene (notables son las discrepancias del cálculo de reconstrucción post-terremoto), TRIVIAL, por decir lo menos.

Sabemos que en Chile se suele hacer la vida pública en contra de los propios intereses de clase (si no se es un resentido).
Pero para los grandes peces, los peces chicos son comida.

Como dicen en Italia: Attenti al lupo.

Litografía, Pieter van der Heyden, a partir de Brueghel (el Viejo): "Grandibus exigui sunt pisces piscibus esca." (1557)
(En la colección del Metropolitan Museum of Art, New York.)

10.3.10

Il dolce stil nuovo (o, La tinta derramada)

Rugió la tierra y dio dantescos comienzos para la nueva administración (auguri!). Parecía casi el fin del mundo, y el split-screen de TVN, juntaba a milímetros de la pantalla a plebeyos porteños en pánico corriendo hacia los cerros con impávidos patricios (bueno, no precisamente impávidos) produciendo en vivo yuxtaposiciones dignas de El Bosco.

Concluyó así este breve interludio "republicano" (digamos más bien gerencial) y volvemos -- ahora sí, y de verdad -- a las cosas como siempre han sido. Salvo la pequeña diferencia que Chile S.A., es ahora atendido directamente por sus dueños (lugar común, lo sé, pero útil al fin).

¿Problema de forma o de fondo? ¿O de ambos? (Recordemos que "el medio es el mensaje.")

Chile S.A. cuenta con un nuevo logo. (yestanfeoquenolopuedoreproducir.jpg)

Los expertos consultados repararon en la falta de coherencia de la imagen -- la desconexión entre el "mono" y su tipo; el desequilibrio en la multicolor tipografía; la isotopía fuera de control... Pero, más allá de la falta de profesionalismo y los cien palos que nos costó esa cosa fea, vale la pena interrogar lo nuevo de tan dulce estilo.

Porque de nuevo tiene poco. Y a quienes se dejaron seducir por la estrellada Alianza y su copy-paste crónico, no dejará de molestar un subliminal parecido con no tan añejas fijaciones prusianas. O quizás a ese porcentaje que dio el sí de las niñas en enero nunca le molestó en demasía eso del paso de ganso y las capas grises con anteojos Ray-Ban.

Dichosas fijaciones notables de inmediato en sutiles gestos imperiales desperdigados al azar.





O, quizás no tan azarosos, dado las mediáticas obsesiones de nuestro novel CEO.





Así muy de uniforme se sube al helicóptero, cual Bush II en plan de "Misión Cumplida," porque él está a cargo -- porque "aquí no se mueve una hoja sin que yo lo sepa" -- mostrando su paquete urbi et orbi, y escondiendo su paquete de acciones del que aún no se deshace. (Véase el counter arriba, gentileza de El Mostrador.)

Tanta imagen y tan poco tiempo.

Pero mientras nos recuperamos del mareo de tierra, les recuerdo que lo que no se ve suele ser más fuerte que aquello que lo tapa. Por algo decía Magritte que "Ceci n'est pas une pipe."

---UPDATE----

Los malos hábitos son duros de matar. Las afinidades estilísticas también.
En blogs amigos arde furiosa la controversia sobre la onda QUEMAWEB de Piñipiñi.

Y por si quedara alguna duda, hoy (2010/3/20) declara nuestro CEO que ésta es una economía de guerra.

Ejem.

2.3.10

Aturdido

Pasó la Síncopa Futura y me pegó en la cabeza. No esperaba su visita, ni se la esperaba el resto de Chile. La gracia (o desgracia) de la Síncopa es que nadie sabe cuándo viene ni qué viene a hacer -- remover la conciencia, asaltar los sentidos, cambiar las reglas del juego. Sentarse en una nueva sillita musical. Cambiar la vida, o ponerle fin. Sacar la alfombra que tapa ese suelo desteñido bajo nuestros pies.

Para bien o para mal, Chile se saltó un latido del corazón este sábado pasado. A mí me tocó verlo todo desde fuera con la misma angustia que ustedes. De lejos, sintiéndome impotente, totalmente sobrepasado. Curiosa comunidad.

En el miedo, escuché nada. Pero felizmente mi familia diaspórica, posnuclear y extendida estaba entera. Supe de inmediato que cuando la tierra se movió se vino abajo la casa donde habitaba el genius loci, mi memoria. Puedo reconciliarla sabiendo que el genio escapó entre las grietas y guardará a nuestros sueños.

Cerramos entonces un capítulo. Y comenzamos otro.

Porque la Síncopa vino a decirnos que está perdida la inocencia. ¿Qué nos pasó como país cuando se movió la tierra? ¿Qué mentiras fueron expuestas por esas grietas en calles y edificios? ¿Qué aspiraciones reventó la ola? ¿Qué fue de la pretensión de autoridad y legitimidad, y nuestros tenues compromisos democráticos? ¿Qué fue de la comunidad, de nuestros proyectos comunes?

La Síncopa nos trajo preguntas, que son siempre lágrimas amargas difíciles de responder. Tras su crueldad se encuentra siempre la certeza de una nueva cadencia.

15.1.10

La píldora y la semana después.

El proyecto de ley sobre "información, orientaciones y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad" pasó milagrosamente el trámite en el Tribunal Constitucional.

No creo en el progreso a medias. Esta es una ley truculentamente negociada que traerá más de un dolor de cabeza a quienes defendemos el derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo. La lógica del menor común denominador con la que se consolidó esta medida nuevamente estigmatiza a la mujer e impide su derecho a pleno acceso a servicios que en otras latitudes son considerados básicos en definir su autonomía; toda vez que pone condiciones a la acción estatal para asegurar ese derecho.

Evidentemente, permitir la distribución gratuita de la anticoncepción de emergencia es importante. Sin embargo, en su afán por "cumplir" con un listado de leyes previo a las elecciones, el gobierno decidió transar y ceder con principios básicos, nuevamente dejando el cuerpo de la mujer en el camino.

7.1.10

dos píldoras, o la historia se repite

Si hay algo que nos revienta a los historiadores, es cuando se usa el cliché "la historia se repite."
Pero más aún revienta cuando los hechos mismos parecen dar razón a ese cliché.

Como mencionaba en un anterior post, en onda eleccionaria y tratando de devolverle sus credenciales "progresistas" a ese cadáver político llamado Concertación, Su Majestad mi Yeina Bachelet, puso suma urgencia a la legislación sobre la distribución de la llamada píldora del día después. Y, después de un trámite flash, en el que la gente votó como se sabía que votarían --pese a algunas "sorpresas" -- pasó lo que tenía que pasar. Un diputado pasó el proyecto al Tribunal Constitucional, donde probablemente morirá. No se le echará de menos, puesto que en el texto ciertos elementos NEFASTOS en el Senado insertaron una cláusula que prohibe al Estado propagar cualquier método que pueda ser considerado abortivo.

Lo he dicho hasta el cansancio. La única "revolución sexual" efectiva es derogar la Constitución de PinoLagos. Los vejestorios en el Tribunal Constitucional, que nuevamente votarán en contra de la píldora, sólo ven en decisión política si se aplica o no la ley. Pero aún si permitiesen que la ley pase, no cambiará la doctrina constitucional respecto a esa cosa que no existe en Chile: la diferencia de género. El marco constitucional, que es el "horizonte de lo posible" en Chile, efectivamente ilegaliza el ser mujer, tal y como falló en el caso de las Isapres.

Escribo esto no por desmerecer lo que significa el acceso a la PDD. Obviamente a alguien que necesita acceso al Levonorgestrel, sea cual sea su uso final, poco le importa un tema tan "abstracto" como es el marco constitucional con el que se perpetuó la dictadura. El que la PDD sea distribuida gratuitamente en consultorios es importante.

El problema es que sabemos que todo esto es un vil juego. La historia NO se repite: seguimos pegados en la misma historia.
Porque se instala un tema, como simple cuña, a sabiendas que no tiene futuro realizable. Porque se permite en un trámite sórdido y poco claro, que se vulnere aún más el derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo. Porque aún con distribución de PDD, se seguirá viviendo en la precariedad sexual absoluta. Porque en Chile no hay posibilidad de debate, por cuanto quienes están en el poder siguen controlando los términos del debate.